En artículos previos me referí a la contribución de médicos renacentistas españoles al tratamiento del asma; aquí resaltaré algunas aportaciones que se entrecruzan. Francisco Hernández (Puebla de Montalbán, Toledo, ca. 1515-Madrid, 1578) ejerció en el hospital del monasterio de Guadalupe (Cáceres), que poseía el mejor jardín botánico de la época. Allí, y en regiones cercanas, hizo estudios de botánica, y fue elegido para dirigir una expedición científica como «protomédico e historiador de su majestad Don Felipe II, en las Indias Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano». En su Historia natural de Nueva España describió más de 3.000 plantas medicinales, algunas con propiedades antiasmáticas.
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