Como afirmé en mi último artículo, Thomas Willis (1621-1675) destacó la importancia de los factores neurógenos en la etiología del asma, pero cometió el error de considerar las crisis de broncoespasmo como un proceso convulsivo similar a la epilepsia. Willis consideraba que el asma era una enfermedad grave, y afirmaba al respecto: «No hay nada más intenso y terrible que los accesos de asma». Sus ideas sobre el funcionamiento de los pulmones estaban influenciadas por las de Galeno, y sostenía que: «Cualquiera que sea la causa que provoque el hervor de la sangre: el movimiento del cuerpo o de la mente, el exceso de frío o de calor intenso, el beber vino, el deseo sexual y, aun a veces, el mero calor de la cama, pueden causar, en aquellos que están predispuestos, un ataque de asma».
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