El sistema colinérgico neuronal y no neuronal está implicado en la patogenia del asma, y el bloqueo de determinados receptores muscarínicos constituye una alternativa terapéutica de gran valor para reducir el aumento de la actividad parasimpática que caracteriza a esta enfermedad. Actualmente están disponibles antimuscarínicos de acción corta (ipratropio) y de acción prologada (tiotropio). Los primeros, añadidos a simpaticomiméticos tipo salbutamol, son una excelente opción para el tratamiento de las agudizaciones asmáticas. Fuera de las agudizaciones, los antimuscarínicos pueden ser de gran utilidad en determinadas circunstancias (asma de origen psicógeno, asma con obstrucción fija, intolerancia a los simpaticomiméticos β2, broncoespasmo desencadenado por bloqueadores beta…). Algunos estudios recientes señalan, además, que tiotropio posee una actividad antiinflamatoria y que su empleo, junto con los corticoides inhalados, logra un control del asma similar al alcanzado por la combinación salmeterol-beclometasona. El capítulo de antimuscarínicos de larga duración se verá pronto enriquecido con la comercialización de aclidinio.
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