El epitelio se ha considerado durante mucho tiempo como una simple barrera física, pero en los últimos años este concepto parece haber cambiado drásticamente. El nuevo paradigma considera el epitelio como parte fundamental en el desarrollo y la perpetuación del asma, en el establecimiento del perfil Th2 de inflamación y en la sensibilización alérgica. Múltiples trabajos ponen de manifiesto que el epitelio es una estructura muy compleja, con un abanico de funciones inmunológicas que abarcan desde la inmunidad innata hasta la adquirida. El epitelio del individuo asmático es estructuralmente frágil e inmaduro y funcionalmente anormal, alteraciones que, combinadas, lo convierten en una estructura hipersensible e hiperreactiva. Esto desemboca en un proceso crónico de lesión, activación y reparación que parece ser el origen mismo de la enfermedad, pero también la causa de su cronicidad.
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